Imagina a Laura, una consultora independiente en Monterrey. Llevaba meses trabajando desde casa, pero sus clientes corporativos comenzaban a dudar de la seriedad de su proyecto por no tener una dirección comercial registrada. Cuando optó por una oficina virtual con domicilio fiscal, todo cambió: pudo registrar su RFC con dirección formal, mejorar su imagen y recibir correspondencia legal sin...