Hace unos años, Laura, una diseñadora freelance de Guadalajara, decidió formalizar su negocio. No podía costear una oficina física, pero necesitaba proyectar profesionalismo. Contrató una oficina virtual económica y su cartera de clientes creció en menos de tres meses. ¿El motivo? La confianza que transmitía al tener una dirección fiscal profesional y atención personalizada sin gastos fijos...